EL PROBLEMA DE LOS ENTERRAMIENTOS EN LA VILLA DE CHILLÓN
En
el siglo XIX se produjo en la villa de Chillón una gran polémica y
enfrentamiento sobre la localización de los enterramientos de los vecinos. El
fiscal, Francisco Saavedra, enterado de dicha disputa y en representación del
párroco de la villa y la justicia de la misma, expuso el descontento sobre la
nueva ubicación que se había asignado al cementerio y la pertinente necesidad
de continuar efectuando los enterramientos, como dicha parte defiende, en la
iglesia de San Juan Bautista y Santo Domingo de Silos de esta villa.
El
lugar elegido como cementerio provisional por medio de una Real Cédula fueron
las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, que se encontraba en las proximidades
de la villa, al oeste de ésta. Dichos enterramientos eran realizados a su
alrededor, donde el párroco como la justicia del pueblo critican la mala
ubicación del terreno y los problemas que acarrea este lugar, que seguidamente iremos
detallando a lo largo de este estudio.
Tanto el Cura como el Alcalde Mayor
de la villa solicitan el permiso para mantener la continuidad de realizar
inhumaciones en la iglesia parroquial debido a sus dimensiones y su capacidad
en número de sepulturas para llevar a cabo dichos enterramientos. El motivo de
volver a realizarse dentro de la iglesia de San Juan Bautista y Santo Domingo
de Silos es ocasionado por la problemática que los cadáveres pueden llegar a
producir a la población y a su salubridad, como el peligro que los cadáveres
puedan quedar expuestos ante los habitantes. Dichas autoridades locales
solicitan la necesidad de cambiar ese cementerio provisional debido a la mala
ubicación y los problemas que se exponen, ya que por esos terrenos es
mencionado que se producen el nacimiento de las aguas del arroyo de la villa
que transcurre por el pueblo y sus fuentes, lo que puede producir una
contaminación de éstas por las miasmas que los cadáveres desprenden[1].
Ante tal problemática el Consejo
desestima la propuesta del cura y alcalde de la villa sobre la realización de
los enterramientos en la iglesia parroquial. Pero dicho Consejo ordena la
realización de un estudio por medio de peritos y del médico titular de la villa
sobre la situación del cementerio en la ermita que llaman de San Sebastián. El
fin es conocer así un informe sobre las causas o problemas a la salud pública que
puedan producir en la villa dicho cementerio, como el cura y alcalde
mencionaban. Sin embargo, se estipula que en caso de no ser propicia dicha
ermita como cementerio, sea señalado otro lugar más adecuado en el que: No
se perjudique la salud pública, dispongan
de una mayor comodidad para su ubicación, se concilien los traslados con la
mayor seguridad y las obras que sean inevitables realizar para su
acondicionamiento deban ser lo más económicas posibles. Dicha orden previene
que en caso de cambio o mudanza el alcalde mayor comunique al ayuntamiento y al
párroco de dichos traslados, así como la supervisión de dichas nuevas obras, siendo
seguidamente remitidas al Consejo lo que se verifique en un plazo de quince
días acordando lo más adecuado para la villa.
Con esta situación se llegó a
efectuar el informe pericial sobre el nuevo cementerio que se había situado en
la ermita de San Sebastián, por lo que los peritos se dispusieron a realizar el
estudio pertinente dando como resultado una solución. El perito informa estar
de acuerdo con el cura rector y alcalde mayor determinando una reflexión con
madurez y advertir ciertos inconvenientes:
1º
Que el solar de la ermita, donde estaba ubicado el cementerio provisional, tiene mucha cantería y hace imposible picar
bien para realizar las sepulturas.
2º
El pueblo se encuentra situado en un cerro, por lo tanto, probablemente las
aguas que son recogidas en sus pozos hayan sido transcurridas por esta zona de
la ermita, ya que se encuentra en la cabecera y que posiblemente sus
manantiales tengan una comunicación entre ellos.
3º
La localización de un arroyo próximo con crecidas en invierno, provocan cortes en la comunicación que hacen
inútil esta localización.
4º
Es de agregar que la villa cuenta con unos mil vecinos.
5º
La iglesia, localizada en el centro de la villa, está capacitada para albergar
a un gran número de sepulturas. De tal modo, que es una gran alternativa para
el problema de los enterramientos en sepulturas, pues pueden transcurrir entre
cincuenta y sesenta años para no ser necesario abrir ninguna sepultura, debido
a su capacidad y anchura que dispone dicha construcción.
6º
Con el motivo de la proximidad de nuestras tropas hay muchos gastos y los
caudales públicos se encuentran exhaustos, ante tal motivo lleva al cura rector
y alcalde mayor a continuar enterrando en la iglesia[2].
Como
hemos podido observar en este pequeño estudio hacemos un análisis de las fuentes
documentales como son; el auto sobre la problemática del emplazamiento de los
enterramientos de los vecinos de Chillón, así como si deben ser enterrados en
las inmediaciones de la ermita de San Sebastián o continuar realizándose los
enterramientos en la iglesia parroquial de la villa de Chillón. La ermita de
San Sebastián y la iglesia de la villa se comunicaban por la calle conocida
popularmente en el pueblo como la del Santo, enlazando la ermita con la plaza
de la villa y por ello con la parroquia.
Las
autoridades de la villa de Chillón son consciente del gran peligro que puede
traer el hecho que las aguas transcurran por las inmediaciones de la ermita,
donde se había establecido el cementerio provisional, ya que el realizar las
inhumaciones en las inmediaciones de la ermita de San Sebastián podría provocar
que las miasmas que son desprendidas por los cuerpos en putrefacción puedan ser
arrastradas por las aguas del arroyo y llegar a los manantiales subterráneos
que abastecen los pozos de la población, de los cuales se nutren los vecinos,
así como en todas aquellas fuentes públicas de las que dispone en sus
inmediaciones la villa.
Con
este gran documento podemos observar como ya a principios del siglo XIX se
comienza a percibir ciertos cambios en la sociedad y en sus mentalidades, así
como por ejemplo percibimos el llevar a cabo medidas de mejora para la salud
pública entre las que están la de sacar los cementerios de los núcleos urbanos,
siguiéndoles medidas de establecer un alcantarillado y acondicionamiento del
pavimento para un mayor desagüe de las aguas residuales y mantener la salud
pública evitando cualquier tipo de epidemia que pueda afectar a la población
como en tiempos pasados afectaron a sus vecinos. A modo de conclusión podemos
decir que ante esta gran problemática sobre la ubicación de los enterramientos
en la ermita de San Sebastián o en la iglesia parroquial, como el cura y
alcalde defendieron para evitar cualquier tipo de problema a la salud pública,
finalmente se terminará años después traslado del cementerio a las afueras de
la villa retirado del núcleo de la población. Lo cual nos indica la
concienciación que las autoridades locales mostraron por mantener una buena
sanidad pública y unas grandes mejoras para la vida en la localidad.
Un trabajo exhaustivo y muy documentado. Llama realmente la atención la preocupación por parte del alcalde y del cura rector de las condiciones de salubridad de la villa.
ResponderEliminarEspero que sigas publicando sobre Chillón, porque los temas son muy interesantes.
Saludos
Muchas gracias!!!espero poder seguir publicando historias y curiosidades sobre Chillón, que parecen muy interesantes. Muchas gracias. un saludo
ResponderEliminarFueron conflictos muy propios del siglo XIX. Las polémicas sobre la ubicación fueron muy intensas. Razones religiosas, ideológicas y sanitarias entraban en juego. Enhorabuena por su blog que enlazo en Retablo de la Vida Antigua.
ResponderEliminarSaludos de su nuevo lector.
Muchas gracias por interesarse por mi pequeño blog que va creciendo y en el que publico todas aquellas curiosidades que la historia ha dejado en esta pequeña villa. un saludo
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